Petri
El final
Con el tiempo, Petri iba creciendo y siendo menos activa. La comida del comedero duraba semanas. El agua incluso más de una semana. Petri iba mostrando cada vez más desinterés en cuanto a jugar, moverse, explorar la casa en la bola, hacer ejercicio con la rueda... También ignoraba todos los juguetes que tenía en su jaula. Pronto una enfermedad llegó a Petri. Y no, no era una enfermedad cualquiera, le daban ataques de corazón. Mi padre, una vez se pasó toda la noche calmándola cuando le daban ataques a su pequeño y débil corazoncito. Hasta que un día... Dejó su casa, su comida, su hogar, nuestra amistad... Lo dejó todo y fue hacia el cielo. Decoramos una cajita de zapatos con dibujos y frases relacionadas con Petri y la llevamos al parque que está al lado de mi casa. Un árbol grande en medio del parque nos inspiró para enterrarla. La enterramos bajo ese gigantesco árbol. Sí, ya sé que un árbol con frutos que manchan la ropa no es muy bonito, pero refleja a Petri. Por dentro tenía un gran corazón. Y por fuera... no se parecía al árbol, pues ella era adorable.
